Parecían
muertos, sin evoluciones, a 39 puntos del título y con problemas de fiabilidad.
Pero ahí estaba él, trabajando en la sombra, con papel y lápiz como a él le
gusta, para volver a lo más alto.
Y ahí
están otra vez, inalcanzables, consiguiendo ‘poles’, victorias y dobletes. Y
todo gracias a él, a su diseño aerodinámico y a su variación del centro de presiones.
Empezó
en 1983 en la Indycar, logrando el título en su primer año, donde su prestigio
subió como la espuma. Williams fue su segunda parada, los éxitos no tardaron en
llegar, donde entre 1992 y 1999 ganó seis de los siete campeonatos.
McLaren
le esperaba con los brazos abiertos y no se equivocaron, Häkkinen ganó dos
campeonatos consecutivos.
En 2005,
Red Bull le ofreció algo que nadie podía igualar, carta blanca para hacer lo
que quisiera en un equipo nuevo y, lo más importante, con presupuesto casi
ilimitado. Era algo que no podía ni soñar.
Con su
papel y lápiz trazó aquellas joyas que barrieron a todos los demás en 2010 y
2011. Los resultados no han tardado en llegar, algo impensable cuando
empezaron. ¿Os imagináis un HRT ganando en 5 años? Una quimera.
Lo
tenían todo en contra este año, el gran diseño de McLaren, donde el catalán
Albert Illera, ingeniero aerodinamicista de la escudería de Woking puede haber
tenido mucho a ver, y los problemas de fiabilidad con el ya famoso alternador
pudieron echarlo todo al traste, pero Newey tenía un as en la manga, algo que
ninguno de nosotros esperábamos. Ni nosotros, ni en Ferrari, ni en todo el
mundo que rodea a la Fórmula 1.
Y a la
vista están los resultados, 75 puntos de 75, y el mundial muy cuesta arriba
para los de Maranello. Los Red Bull han
demostrado que nunca se han ido, y que Adrian Newey nunca se rindió, nunca se
fue. Y mientras siga ahí, va a seguir ganando, no lo duden. Próxima parada
Índia.
El mago
acecha otra vez, ¿Cuál será su próxima genialidad?
@PereMarrugat
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